Random: suma de factores aleatorios en los que nada ha sido dejado al azar. Así se define el tercer restaurante de Esteban Arnaiz y Aynara Mechaca (Le Cocó y El Columpio), que aterrizó hace una semana pisando fuerte en el número 21 de la calle Caracas. Una mezcla de ingredientes que une innovación y experiencia en un cóctel difícilmente rebatible. Y bien, ¿qué excusa necesitas para plantarte aquí y gozar de una majestuosa cena pre-navideña? Bueno, a riesgo de que no haya vacantes durante todo el mes de diciembre, tiro del hilo.
Como todo en esta vida, el local entra por los ojos. Y vaya si entra. Su imponente diseño es obra de uno de los interioristas más buscados del momento: Juan Luis Medina y su equipo de Madrid in Love. Cómo no. Glamour no apto para calzado del Bershka o calcetines del Primark (único artículo que compras en esa tienda, asúmelo, hasta en el gigantesco pozo de frustraciones de Gran Vía) y una cocina de mercado renovada y de corte internacional. Reminiscencias de la cocina francesa, nipona, escandinava o peruana, que se dice pronto, culpa de dos mentes brillantes e inquietas con una escuela muy viajada, en torno a la que han brillado varias estrellas Michelín: Dani Rodríguez (Jefe de cocina), y Juan Rioja (Chef ejecutivo).
En bodega, una sorprendente carta de vinos y espumosos estudiada a conciencia (algo que agradezco dada mi ignorancia en la materia) por el propio Esteban Arnaiz (Sumiller de formación y vocación), y en la carta, entrantes de primera como el tartar de pez mantequilla y camarón frito con aliño de mostaza y sumac, las almejas a la sartén, las anchoas del Cantábrico o el arroz de socarrat. Los segundos, a los que sucumbirán los paladares más exigentes, son platos como la merluza a 45º, el pixín a la brasa con sus verduras, el steak tartare o el lomo bajo de vacuno, y los postres como el tartufo negro, bizcocho de pistacho y crema de arroz con leche o el marshmallow de fruta de la pasión te dejarán sin nada más que decir.
Pero Random es, según Esteban, ‘el resultado de la casualidad ordenada, de la creatividad inherente, del miedo a lo convencional’. Y como colofón a esta experiencia que vende el restaurante, nos encontramos con EL LUGAR. ¿Cuántos ‘Tierra Trágame’ de Bravo te has leído? Pues hemos encontrado un templo donde poder desvanecer y olvidarte de que acabas de cobrar y ya te has fundido medio sueldo en el Black Friday. Bajamos unos escalones y llegamos a un club privado de nombre Anónimo y al que solo se puede acceder con contraseña. Un universo paralelo que nos tienta con el neon ‘Disappear Here’ y una carta de copas y combinados premium y tapas gourmet, que pa’ qué más. Y claro, si los cócteles los prepara este señor de la foto, lo mismo se te olvida la contraseña para salir del club.
¿Conoces la palabra clave?
Fotos: Unai Mateo