Hola, Artemaníacos.
Me gustaría cogeros con la manita virtual del ratón y arrastraros al principio de nuestra ruta de hoy, pero imagino que será más factible que os bajéis del metro en Alonso Martínez.
Este caminito es la segunda parte de mi trayecto casa-escuela, y más de una vez he llegado tarde a clase por quedarme embobada en la Librería Pasajes (c/ Génova 3). Tienen taaantos libros en sus idiomas de origen, y ya sabéis que pocas cosas hay peores que leer poesía traducida. Solución aquí.
Hace un par de semanas vi que al mismísimo ladito, en el nº5, acababan de abir GUST. Este taller de bocadillos y bar de ensaladas me parece una opción fenomenal para comer ligero ahora que llega el calor –está lloviendo afuera y yo hoy voy a comer lentejas, pero ya está a la vuelta de la esquina, os lo prometo.
Esto no termina aquí.
Mirad, he desayunado paracetamol porque hay un señor obrero que está realizando su honrado trabajo en el piso de arriba, JUSTO encima de mi cuarto y mecagoentodo. Es como la personificación de la resaca. Así que hoy no es que tenga el ánima muy escritora –menos que de costumbre–, pero no pasa nada, porque de todas formas no sería capaz de explicaros con palabras porqué la decoración de GUST hace justicia a su nombre. Una imagen vale más que bla bla bla.
Me encanta el ambiente doméstico, me hubiese quedado a vivir allí. (Suspiro.)
Puedes elegir entre varios tipos de menú, si mal no recuerdo, son ensalada/quiche/bocadillo + bebida + postre frío. Anotaciones: La ensalada te la confeccionas a tu gusto alrededor del fastuoso naranjo de la entrada, las quiches y las tartas vienen de la mano del L’Atelier de Mousse, y sobre los bocadillos diré que puedes elegir entre una variedad de panes magníficos.
La mirada de l’amug y las ganas de comer de Camila y Dani.
Pues claro que la copa de vino era mía, de quién si no.
Libros ordenados cromáticamente y otras formas de hacer que me derrita.
Los dueños, Pierre y su hermano –no me dijo su nombre, pero como volveré para comerme una quiche, ya lo descubriré–, importados directamente desde Francia, y tan ilusionados con su nuevo proyecto. Como para no. Todo mi amor para este negocio.
Hasta la escalera a los baños es bonita, copón.
Seguimos bajando la calle Génova. En el nº25, vemos que también han abierto nuevo Prep’ La Críªpe, pero como ya tenemos el estómago contento, nos lo apuntamos en la lista de cosas que hacer de Foursquare para otra ocasión.
Me parece fatal que tenga que venir yo, alguien que no es de Madrid, a deciros que aprovechéis las actividades que os ofrece vuestra ciudad. Todos conocéis las salas de la Fundación Mapfre –o deberíais–, que siempre presentan unas exposiciones que son de puti meri y GRATUITAS. No tenéis excusa alguna. Yo las he visto ya dos veces. Ahora mismo y hasta el 3 de Mayo, tenéis en la Sala Braganza de la Fundación Mapfre (c/ Bárbara de Braganza 13) la exposición del street-photographer neoyorkino de los 50s-60s, Garry Winogrand. Un gran retrato de la sociedad estadounidense de aquellos años.
El tipo murió de repente y se dejó como unos 6500 carretes sin revelar. La mitad de las fotos en esta muestra jamás fueron revisadas por el mismo fotógrafo y han sido impresas a propósito de esta exposición.
Cruzamos la calle y en el Paseo de Recoletos 23 está la Sala Recoletos, donde se presentan las Pinturas académicas del Salón de París en la exposición El canto del cisne, que pretende analizar el último esplendor de la pintura académica. Me alegro de que no se puedan hacer fotos, así le prestaréis atención a los cuadros.
La parte de mitología es mi favorita. Bouguereau petándolo muy fuerte con El nacimiento de Venus y Dante y Virgilio en el Infierno.
Importante merendar antes de ir a clase si no quiero morir de inanición porque llego a mi casa a las 11pm. Menos mal que al lado de la escuela está Il Tavolo Verde (c/ Villalar 6). Sólo productos orgánicos y buenísimos.
Habréis notado que se me acabó la batería de la cámara y que estas fotos son tomadas con el móvil. Sorry for that.
Al cruzar la primera sala descubres que el local tiende al infinito y gradualmente se convierte en una tienda de antigí¼edades.
Me duele mucho venir aquí porque lo quiero todo. Cuando sea millonaria, mi casa va a ser tan rococó…
Llego tarde a clase. Au revoir les enfants!
Fotos: © Laura Cocodrilo