Juanjo Oliva nos reunió el lunes para celebrar la presentación de su nueva colección. Esta vez, había presentado en Mercedes-Benz Fashion Week Madrid la línea que diseña para Elogy, a la venta en El Corte Inglés. Nos fuimos al Hotel ME de la plaza de Santa Ana con muchas ganas, que hacía mucho que un diseñador no tenía presupuesto para hacer ninguna fiesta decente después del desfile.
Después de ver como Nieves ílvarez dejaba al resto de los asistentes a la altura del betún siendo la más guapa aún llevando una sudadera (de Juanjo Oliva, eso sí), bajamos a la sala donde se celebraba el guateque. Aún no sabíamos que la noche iba a dar un giro inesperado cuando nada más llegar vimos a la invitada más especial de la noche.
En efecto amigos, Anna Wintour asistió a la fiesta de Juanjo Oliva. Por primera vez, la directora de Vogue USA mostró su apoyo a la moda española.
¿Que pasó después? Aquí os lo desgloso, para que os quede muy clarito.
– Comí mucho parmesano. En el catering, había un parmesano riquísimo y rebuscaba para llevare los trozos más grandes, que a esas horas ya había mucho hambre. Me dejé llevar por la emoción y grité que era la mejor fiesta del mundo, qué fácil es tenerme contento.
– Un amigo también se abrasó la lengua con las croquetas, como el 90% de los invitados. Cogió la redonda croqueta, le fue a hincar el diente y toda la bechamel se salió del rebozado como una fuente. Después, apuró la copa de vino blanco para refrescar las quemaduras de su lengua.
– Conocí a Natalia de OT y estuvo hablando de videoclips y videolyrics en una apasionante charla en la que la triunfita repetía la misma frase una y otra vez. Sin embargo, lo que me hubiese gustado era bailar «Vas a volverme loca» con ella. Veinticuatro horas después sigo en shock y con ganas de abrazarla.
– Bailamos con todo lo que pincharon Pepino Marino y Crawford.
– Bailamos mucho.
– Incluso con Jessica Bueno.
– Empezamos una conga al ritmo de «Duro de pelar» que sólo terminó cuando alguien salió corriendo para evitar que un camarero se llevase su vodka-tonic.
– El vodka-tonic llevaba esencia de pera. Esta vez no nos la echaron en la cara como ocurrió en los Prix Marie Claire. Por cierto, el camarero era el mismo que en la embajada francesa y se acordaba de nosotros. Por qué será…
Después de desgañitarnos cantando Sobreviviré, nos fuimos a otro bar que alguien comentó que era the place to be. El nombre del bar queda en secreto, que luego se masifica y pierde la gracia. Bueno, por eso y porque no lo recuerdo.
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