Lo sabes. Lo sabemos. Lo sabe el que te vende la entrada. Lo sabe tu madre, que te plancha la camisa a las 12.05, con las uvas atragantadas, porque se te ha olvidado hacerlo antes. Lo sabe también el que te vende los tacones de 15 centímetros (que también sabe que a las 4 de la mañana serán un recuerdo, mientras vas descalza sin importarte cristales, suciedad ni enfermedades graves).
Y, a pesar de todo, repites.
No voy a molestar a nadie si digo que las fiestas de Nochevieja apestan desde el momento en el que pasamos de la peseta al euro. Antes de ese momento apestaban también, pero al menos no costaban como si te fuesen a ofrecer en ellas bañeras de champán y hasta a Dita von Tesse haciendo piruetas en una copa de martini.
Sin embargo, existen alternativas, aunque el momento «¡Son los cuartos!» (aunque ya no contemos con la capa de Ramón García 🙁 ) no deberías perdértelo porque lo casposo, como sabrás, es lo más hipster del momento:
- Quedar con tus amigos: ¡Qué locura! Quedas con ellos, os reunís en una casa, te tomas unas copas y… ¿Lo de cada fin de semana? Sí, pero por lo menos no te dejas una pasta. Si quieres que sea una noche especial, que sea temática: con música de Operación Triunfo o sólo éxitos de la mejor época del pop internacional: 1998, cuando las Spice aún pegaban fuerte y Britney aún era virginal.
- Otra opción es celebrar la prenochevieja: en Madrid ya es mainstream, pero todavía, si llegas pronto, puedes ver el ensayo de las uvas en la Puerta del Sol el día 30 de diciembre. En el resto de ciudades todavía puedes crear una moda y eso mola mil millones más. El concepto es celebrar el cambio de año… Un día antes. ¿Cómo te resuelve eso la noche del 31? Muy fácil, con la excusa de la resaca, puedes irte a dormir a las 8 de la tarde y te evitas todo el follón.
- Si lo que pasa es que a tus amigos los tienes muy vistos, quizá prefieras quedarte con tu familia (todo puede pasar). Al parecer, por lo que sea, ellos solo recuerdan a Bisbal y ni siquiera saben pronunciar Naím Thomas, así que la noche temática debe ir por otro lado: los juegos de mesa se inventaron para este tipo de ocasiones, aunque si quieres despertar el ludópata que todos los mayores de 18 llevan dentro, sácate un binguito y apostad con monedas de las naranjas. Recuerda mencionar a los dos patitos o la niña bonita si quieres que la experiencia sea completa y no quede esto en un quiero y no puedo.
- A lo mejor, quizá, quieras estar solo. No te culpamos. Es más, te apoyamos. Seguro que se te ocurren muchas cosas que hacer, como leer, eso para lo que no encuentras tiempo desde que tienes Twitter, o ver una peli o incluso todas las temporadas de «Las chicas Gilmore» porque eso sí que eran Navidades y una familia y todo… Lo que sea. Ignora los petardos y dedícate un tiempo, pero nada de guarrerías, recuerda que está tu casa llena de gente y no es plan de volver a los 14.
Por cierto, recuerda que en BFace te esperamos en 2014 con unos cuantos planes más para que, si definitivamente te apuntas a una de esas fiestas, el resto del año compenses con los mejores planes. ¡Nos debemos a nuestro público!
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