Existe una serie de complementos que deberían estar penados por la ley. Las modas son pasajeras, pero algunos de éstos siguen vendiéndose. Aunque desconozco la razón, reconozco haberlos tenido prácticamente todos. La adolescencia, ya sabéis.
A continuación os presento esos accesorios que nunca deberían haber salido a la luz.
Riñonera
Esta bolsita que te atas a la cintura y sirve como bolsillo de Doraemon. Fue una revolución en los 80 y 90 y aunque nunca han desaparecido, todos sabemos que sólo son aptas para dependientes de gasolineras, camareros o Kristian Pielhoff (no te hagas el culto y googlea el nombre si no sabes quién es). Ahora se vuelven a llevar, pero sólo en la versión gitana de Gucci.
Parches
Nunca han sido una buena solución, aunque los padres nos los pegaran en el chandal del colegio cuando besábamos el asfalto del recreo. No busques excusas, tu madre los utilizaba para evitar comprarte un pantalón nuevo cada semana. Así que, a no ser que seas María Amparo de Supermodelo, evita utilizarlos. Menos aún, comprarte uno de esos vaqueros de los que ya vienen con el parche incluido. Los parches para los piratas.
Collar-tatuaje
Ese collar que parece un tatuaje en el cuello. Ese collar que aún está de moda en el mundo heavy.
Escúchame. Estás bien lejos de ser una Padaung. Y más lejos si cabe de salir de tu tienda de barrio de comprarte esa superpop en la que regalaban la boa constrictor que lucías a los 8 años.
Si quieres algo que te asfixie, practica el sadomasoquismo, que por lo menos se acerca a tu edad.
Braga
Ya sólo el nombre asociado a la idea de ponértelo en el cuello me hace pensar que algo no está bien en tu cabecita. Me refiero a esa bufanda cerrada de tejido de franela, fondo de armario de Jesús Calleja. Vale que en invierno hace mucho frío, pero ¿has visto a alguien esquiando la Gran Vía de Madrid?
Mariconera
Prima hermana de la riñonera, por mariconera se entiende a ese supuesto bolso para hombre de pequeñas dimensiones que se cuelga de un hombro y llega más abajo de la cintura.
Este mensaje va a ti, ser heterosexual que estás leyendo este artículo. ¿Cómo te sientes al decirle a tu novia a viva voz desde el ascensor que por favor te coja la mariconera que te la has dejado colgada en el sinfonier? Pues eso.
Colgante llavero
Colgar las llaves de una correa del pantalón o del cuello no es algo estético. Ya no es que no sea estético, es que es un llamamiento al robo a mano armada. «Estimado atracador. Si todavía estás dudando en asaltar a esa anciano con mariconera o a mí, que llevo las llaves de mi casa colgando junto a una chapa con mi dirección postal, no tenga duda».
Las marcas se empeñan en hacer merchandising con este complemento, pero en la práctica no se usa debe usarse; a no ser que seas Emilio de Aquí No Hay Quien Viva.
Guantes sin dedos
Reflexionemos. ¿Por qué el ser humano necesita unos guantes sin dedos? Quiero decir, ¿los dedos no sufren el mismo destino que la palma de la mano? Ahí lo dejo.
Cuelgabolso
Pueden ser muy bonitos pero, ¿por qué comprarse un cuelgabolso? ¿para que te roben el bolso o para poder presumir de él justo antes de que te roben lo roben? Veamos. Son el típico premio de una bonoloto o ese complemento de la Cuore que guardaste en el fondo del cajón. Pues ahí es donde debe morir.
Dicho esto, yo he tenido seis de los mencionados. Y no hago pleno porque no soy mujer. Al final, las modas, más feas o más bonitas, más prácticas o menos prácticas, vienen y se van por alguna razón, ¿cuál o cuáles de las prendas que están de moda actualmente darán pie a escribir un artículo como este dentro de 20 años?
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