Buen producto, fuego lento y mucho amor hacen de Expressio Café el lugar ideal para disfrutar del buen comer, para comer con arte. Porque otra cosa no, pero comer con todos los sentidos, lento, disfrutando, con mucho arte, es lo mejor que se puede hacer en este increíble café de estilo europeo situado en pleno centro de Madrid.
El madrileño barrio de los Jerónimos tiene desde hace poco más de un año un vecino de excepción: Expressio Café. Un espacio único en donde el estilo de los cafés europeos de principios del siglo XX y del expresionismo alemán de la época se funden a la perfección con una propuesta culinaria inspirada en la cocina tradicional europea y latina, repleta de sabores cuidados, originales y deliciosos.
Este singular café restaurante es el lugar ideal para “deleitar el espíritu” y disfrutar del buen comer a través de una amplia y perfilada carta que se extiende desde los desayunos, durante la mañana, hasta las últimas horas del día con una deliciosa propuesta de coctelería.
La oferta gastronómica de Expressio Café es rica, variada y equilibrada, ofreciendo una carta llena de agradables sugerencias y elaboraciones únicas de platos basados en los mejores productos de mercado.
El mimo con el que nos contaron su carta fue una auténtica gozada. El cariño con el que se había elaborado la propuesta del restaurante se reflejaba en la ilusión con la que se presentaba el menú, sus orígenes, su historia.
Producto de temporada
Esta temporada Expressio presenta una completa propuesta de recetas sencillas y deliciosas realizadas con ingredientes frescos de alta calidad en donde se respeta siempre la materia prima: los desayunos y sándwiches, los platos fríos y calientes y las tapas y postres se descubren a través de elaboraciones únicas en donde el cliente disfruta de una experiencia irrepetible acompañada de un ambiente cálido y elegante, en el que se han cuidado todos los detalles.
Una apuesta perfecta para descubrir una zona de Madrid normalmente poco explorada, disfrutar de buena comida y dejarse llevar por los sentidos.
El Ristretto lleva conquistando las cafeteras y los paladares de miles de personas hasta el momento. Sin embargo, los amantes del descafeinado no tenían la oportunidad de disfrutarlo a su gusto. Por fin, ha llegado la hora. Ha llegado el Ristretto Descaffeinato.
Con el mismo carácter fuerte y lleno de contraste que el Ristretto Original, llega la opción descafeinada. Una mezcla de los mejores cafés Arábicas de América del Sur y de África del Este, concretamente Colombia y Kenia.
Un sabor intenso y con gran cuerpo que surge de la fusión sofisticada, un toque de Robusta y tostados por separado para conseguir el afrutamiento característico.
Todas las combinaciones posibles, puedes conseguir el mejor café con leche descafeinado gracias a la unión armónica de la intensidad del Ristretto Descaffeinato con la dulzura y suavidad de la leche.
Tueste lento, café estilo italiano, textura finamente molida… Ya llevo tres cafés y estoy vestido para comprarme el Ristretto Descaffeinato ¡LO MÁS RÁPIDO QUE PUEDAN MIS PIES!
¿Recetas para el pavo? ¿Recetas para los aperitivos? ¿Recetas para el roscón? No amig@, he de decirte que estás fuera de onda. Si estas Navidades quieres triunfar tienes que destacar por estar al día en las ultimas tendencias gastronómicas. Y sí, nosotros estamos aquí para ayudarte a preparar el mejor de los cafés que te hará ser un gran anfitrión en la cena familiar.
Gracias a los amigos de Bombay Sapphire, tenemos en exclusiva la info para hacer dos recetas de café con toques de chocolate, café, frutas… ¿Pinta bien verdad? Date prisa y no te pierdas la video-receta que explica a la perfección el ritual de preparación y además debajo os dejamos todos los ingredientes para que os los apuntéis.
¿Cuántas veces has acabado una conversación de WhatsApp diciendo eso de “tomamos un café calentito y me lo cuentas?» ¿Diez? ¡Cien por lo menos! Cada vez que una amiga que acaba de dejar al novio sale a quemar la noche, un camarero pone tres kilos más de café en la cafetera sabiendo lo que pasará al día siguiente. “¡Nena, café y me lo cuentas todo!”
Pues bien, el marujeo tiene seguidores tan fieles que ni los 40º a la sombra pueden con él. Las tertulias a las cuatro de la tarde son atemporales, como la canción de Rafhael para cerrar los bares, pero todo tiene un límite.
Sí a los cotilleos, no al sufrimiento consentido. Tómate un café. O dos. Pero ponle un poquito de estilo, de postureo veraniego que tanto te gusta en Instagram . O déjate de tonterías y échale un par de hielos. Eso es lo que el club del marujeo ha inventado para darle rienda suelta a las charlas de café en verano. Que tienes un bombazo y vas a tener a tu amiga una hora callada, escuchándote hasta que se le queden las rayas de la silla marcadas en los muslamen ¡un Ice Latte y a rajar! Tu cafetito de toda la vida con hielo y leche espumada. Volcar tu café con leche hirviendo en un vaso con hielo no cuenta por mucho que te lo tomes con pajita ¡Que te veo venir!
Si la historia es del tipo “estuve pelando la pava toda la noche y pedí Noche de Sexo para arrimarme pero no hice nada” necesitas material del bueno.
Pide dos frapuccinos. Uno para quitarte las ganas y otro para consolarte cuando tu amiga te diga que ella sí pilló ¡Follow the leader, leader, leader! El café, la nata y el hielo no lo arreglan todo pero el calentón te lo quitan seguro.
La opción más fuerte, recomendada para casos extremos, es la del Cold Brew. Café infusionado en agua a temperatura ambiente durante al menos 12 horas. Se sirve frío y aunque tiene un sabor suave equivale a los 5 cafés que te tomas en la oficina para superar la resaca de los juernes.
Es ideal para contar esos capítulos de tu vida que se parecen a Expediente X. Esos en los que te levantas y estás en una cama que no es la tuya, con una ropa que preferirías que fuera de otra y una cara de haberte maquillado a cañonazo limpio. Si encima tienes que enchufarte un café hirviendo ¡Mátame camión!
No digas que no tienes opciones, el marujeo está a salvo incluso en verano. Todo depende de cómo sea la fiesta a la que te invitan o la cita de Tinder que tanto esperabas. Tú mantente digna, que nadie note que has potado.
Diane, son las 12:55am del jueves y estoy delante del ordenador sirviéndome la segunda taza de cerveza. Una taza que dice «I <3 GIRLS». No me juzgues, todos los vasos están en el lavavajillas .
Vámonos, átomos. La ruta de hoy comprende la zona que está entre mi casa y mi trabajo. Es decir, que ya se me han terminado las rutas cómodas y a partir de ahora a ver qué me invento. Agradezco, si estáis dispuestos a recomendarme algún sitio para que yo vaya y como un tornado haga desaparecer toda la comida que con tanto esfuerzo han preparado los que allí trabajen, me dejéis un comentario aquí o en Twitter o wherever, y yo con mucho gusto os traeré un informe detallado de lo que acaeció en el lugar de los hechos.
* * *
Me fui a dormir, tenía el cerebrito frito y así no había quien escribiera. Ahora que ya he descansado y el gato ha interrumpido mi yoga trepándome la espalda y sentándose en la cima de mi downward facing dog, imposibilitando cualquier movimiento por mi parte, puedo ponerme a pensar en desayunar. Imaginad que de mi cabeza sale una nubecita algodonada que proyecta los recuerdos de lo que desayuné el otro día en The Little Big Café (c/ Fernández de los Ríos 61). Stay tuned a la nubecita:
Como su nombre indica, es un local pequeñito PERO tanto su personal encantador como sus productos HQ, que ellos preparan allí mismo con todo el amug del mundo, le hacen ganarse las mayúsculas.
Todos tenemos un amigo celiaco. Saludos al mío.
Daniel y Camila, siempre a la altura de mis ganas de comer.
«Cualquier hora es buena para un trozo de tarta», dice el proverbio chino que me acabo de inventar. He venido unas cuantas veces y cada una de ellas he intentado probar una distinta. Mi TOP –no sólo de este sitio en particular, sino de Madrid en general– lo encabezan esa cheesecake y la tarta de cerveza con especias que está en segundo plano. No need no mo, os lo juro.
Damn fine coffee del que le gusta al FBI Special Agent Dale Cooper.
Cheesecake de café y cappuccino con leche de almendra.
Hell yeah los zumos y ese sandwich de aguacate y pollo. La carta es muy amplia y tienen deals de desayuno, ensaladas, sandwiches, smoothies,… incluso menú del día y brunch los fines de semana.
í‰sa todavía no la he probado y me está mirando así que VOLVERí‰.
Menos mal que Galileo y Vallehermoso están en cuesta y podéis bajarlas redolant. Levantaos y sacudíos el polvo al llegar a c/ Conde Duque. Parada obligatoria en la Quesería de Conde Duque (nº15) y Panic Bakery (nº13), aunque sólo sea para echar un vistazo.
Ah, el antiguo cuartel militar de Conde Duque, reformado ahora en un centro cultural de categoría: salas de exposiciones, auditorio, teatro, salón de actos, salas de ensayo… Mi idea inicial era traeros a ver la exposición de Ouka Leele, que pensaba que iba a estar guay y resultó al final que ni foo ni fighters. Vamos, que ni fu ni fa, pero de ella tampoco es algo que nos sorprenda, ¿a que no?
En este giro inesperado de los acontecimientos, descubrí la inmaculada biblioteca.
POR SUPUESTO QUE ME SAQUí‰ EL CARNET. No tenía uno desde aquel verano soporífero en el pueblo en el que me leí toda la colección de Goosebumps durante las horas muertas de «hacer la digestión». Sonará idiota, pero me hizo mucha ilusión recibir en mis manos ese plastiquito azul con mi nombre, y os lo recomiendo sobre todo a los que vivís en una cajita de zapatos y tenéis que llevar una maleta llena de libros cada vez que vais a casa de vuestros padres. Se acabó. Os abro las puertas de un Edén sin serpiente. Podéis retener los libros durante un mes, y las pelis –que vaya colección guay se gastan– una semana. Ya lo estoy viendo: maratones por director y palomitas preparadas en una olla, hmm…
Las vistas. It’s lovely, isn’t it?
Prohibido hacerse el intelectual y no curiosear en la sección de libros infantiles.
A tiro de piedra está el Museo ABC (c/ Amaniel 29), que siempre tiene buenas propuestas artísticas en cuanto a Dibujo e Ilustración y una librería muy golosa. Ahora mismo hay tres exposiciones vigentes.
1) Caperucitas al rojo vivo:Tiene la intención de rendir homenaje a uno de los personajes más fascinantes y controvertidos de la historia de la literatura.
2) Universos, de Fernando Vicente. Quiero empapelarme las paredes con sus retratos de escritores y otros personajes célebres.
No menos importante, 3) un paseo por la obra de otro ilustrador madrileño, Narciso Méndez Bringa. Maravishosa.
Casi que ya se nos ha hecho la hora de comer. Por la zona: Federal Café, Roll, Crumb, Dionisos, The Place… será que no hay para elegir.
Me gustaría cogeros con la manita virtual del ratón y arrastraros al principio de nuestra ruta de hoy, pero imagino que será más factible que os bajéis del metro en Alonso Martínez.
Este caminito es la segunda parte de mi trayecto casa-escuela, y más de una vez he llegado tarde a clase por quedarme embobada en la Librería Pasajes (c/ Génova 3). Tienen taaantos libros en sus idiomas de origen, y ya sabéis que pocas cosas hay peores que leer poesía traducida. Solución aquí.
Hace un par de semanas vi que al mismísimo ladito, en el nº5, acababan de abir GUST.Este taller de bocadillos y bar de ensaladas me parece una opción fenomenal para comer ligero ahora que llega el calor –está lloviendo afuera y yo hoy voy a comer lentejas, pero ya está a la vuelta de la esquina, os lo prometo.
Esto no termina aquí.
Mirad, he desayunado paracetamol porque hay un señor obrero que está realizando su honrado trabajo en el piso de arriba, JUSTO encima de mi cuarto y mecagoentodo. Es como la personificación de la resaca. Así que hoy no es que tenga el ánima muy escritora –menos que de costumbre–, pero no pasa nada, porque de todas formas no sería capaz de explicaros con palabras porqué la decoración de GUST hace justicia a su nombre. Una imagen vale más que bla bla bla.
Me encanta el ambiente doméstico, me hubiese quedado a vivir allí. (Suspiro.)
Puedes elegir entre varios tipos de menú, si mal no recuerdo, son ensalada/quiche/bocadillo + bebida + postre frío. Anotaciones: La ensalada te la confeccionas a tu gusto alrededor del fastuoso naranjo de la entrada, las quiches y las tartas vienen de la mano del L’Atelier de Mousse, y sobre los bocadillos diré que puedes elegir entre una variedad de panes magníficos.
La mirada de l’amug y las ganas de comer de Camila y Dani.
Pues claro que la copa de vino era mía, de quién si no.
Libros ordenados cromáticamente y otras formas de hacer que me derrita.
Los dueños, Pierre y su hermano –no me dijo su nombre, pero como volveré para comerme una quiche, ya lo descubriré–, importados directamente desde Francia, y tan ilusionados con su nuevo proyecto. Como para no. Todo mi amor para este negocio.
Hasta la escalera a los baños es bonita, copón.
Seguimos bajando la calle Génova. En el nº25, vemos que también han abierto nuevo Prep’ La Críªpe, pero como ya tenemos el estómago contento, nos lo apuntamos en la lista de cosas que hacer de Foursquare para otra ocasión.
Me parece fatal que tenga que venir yo, alguien que no es de Madrid, a deciros que aprovechéis las actividades que os ofrece vuestra ciudad. Todos conocéis las salas de la Fundación Mapfre –o deberíais–, que siempre presentan unas exposiciones que son de puti meri y GRATUITAS. No tenéis excusa alguna. Yo las he visto ya dos veces. Ahora mismo y hasta el 3 de Mayo, tenéis en la Sala Braganza de la Fundación Mapfre (c/ Bárbara de Braganza 13) la exposición del street-photographer neoyorkino de los 50s-60s, Garry Winogrand. Un gran retrato de la sociedad estadounidense de aquellos años.
El tipo murió de repente y se dejó como unos 6500 carretes sin revelar. La mitad de las fotos en esta muestra jamás fueron revisadas por el mismo fotógrafo y han sido impresas a propósito de esta exposición.
Cruzamos la calle y en el Paseo de Recoletos 23 está la Sala Recoletos, donde se presentan las Pinturas académicas del Salón de París en la exposición El canto del cisne, que pretende analizar el último esplendor de la pintura académica. Me alegro de que no se puedan hacer fotos, así le prestaréis atención a los cuadros.
La parte de mitología es mi favorita. Bouguereau petándolo muy fuerte con El nacimiento de Venus y Dante y Virgilio en el Infierno.
Importante merendar antes de ir a clase si no quiero morir de inanición porque llego a mi casa a las 11pm. Menos mal que al lado de la escuela está Il Tavolo Verde (c/ Villalar 6). Sólo productos orgánicos y buenísimos.
Habréis notado que se me acabó la batería de la cámara y que estas fotos son tomadas con el móvil. Sorry for that.
Al cruzar la primera sala descubres que el local tiende al infinito y gradualmente se convierte en una tienda de antigí¼edades.
Me duele mucho venir aquí porque lo quiero todo. Cuando sea millonaria, mi casa va a ser tan rococó…
Desde hace unos meses, que me vine a vivir a Madrid, he tenido miedo de volverme comodona y que se me ponga culo de metro. Entre eso, y que no soy muy fan del comportamiento de otra gente en el transporte público, voy andando a casi todos los sitios. Camino siempre que tengo tiempo y veo en Google Maps que la duración estimada del paseo no va a ser más larga que mi estancia en el sitio X, claro.
Lo que vengo a presentaros en esta sección son pequeños itinerarios de cosas que hacer fuera de lo cómodo y conocido que resulta el barrio de Malasaña. Quiero que esta experiencia puesta en práctica dure más de lo que tardéis en encontraros en la parada del metro más cercana, entrar, tomaros el café y ese trozo de tarta compartido y luego ciao, a hacer un recado. Pensad en el gustazo que le daría a Linklater veros conversar de cualquier cosa mientras paseáis por un barrio que no es el vuestro –o sí–, descubriendo, como si fuese cosa del azar, locales que os pueden interesar, la arquitectura de tal edificio o los cerezos de flor.
Como en este post mando yo, la primera ruta va a ser en los dominios de mi reino a.k.a. cerca de mi casa.
Mi tienda de libros de segunda mano favorita, Libros Dodó (c/ Vallehermoso 35). Me encanta porque da la sensación de que su dueño, Daniel, escritor y poeta mejicano, se ha leído todo lo que tiene en la tienda. Es como ir a comprarle una varita a Ollivander, el tipo CONOCE realmente lo que te está vendiendo, y eso es un gustazo. Un cartelito en la entrada te dice «2.- Euros/ (3 libros x 5 Euros)» y te promete que no te va a hacer pupita en los bolsillos. En definitiva, si vas a comprar el libro de alguien que lleva muerto mucho tiempo, ¿para qué quieres gastarte el triple en una edición nueva, cuyo diseño de portada tal vez ni sea tan molón como el de uno antiguo? (A mí, es que los escritores muertos son los que mejor me caen.)
Cruzamos la acera –si no camino por la acera donde está el sitio al que voy, me da TOC– y subimos la calle. Pasaréis por el Mercado de Vallehermoso. Aprovechad para comprar un par de tomates de verdad, y no el tomacco ése que compráis siempre en el supermercado. Seguid para arriba, hasta el nº 112 y llegaréis al Monkee Koffee.
«Listen, Jimmy, I’m only gonna say this once: You and me, we could end tomorrow, who knows, but in the meantime, if there is even a remote possibility of breakfast and you don’t wake me up, I will never touch your dick again with any part of my body.» – Gretchen en You’re The Worst.
El desayuno es SAGRADO. Se desayuna dos veces si hace falta.
A lo que iba, el local es amplio y bonitísimo. Tostadas, tartas, bocadillos bizcochos, tés, zumos y aghaghagh. Ya veis, no soy crítica gastronómica porque redactaría los reviews igual que Homer sin la ayuda de Lisa. Lo que me gusta especialmente de este sitio es el café, que está MUY bueno. I truly believe que existen ciertas cosas que tenemos que consumir de buena calidad sí o sí porque si no te roen el alma, como son el café, el té, o las gafas de sol.
Ya que el nombre del sitio hace referencia a los monetes, qué menos que probar el bizcocho de plátano.
Paseíto hasta el Canal de Isabel II (c/ Santa Engracia 125), para ver El ruido y la furia, la expo que recopila las obras del fotógrafo Pablo Genovés.Chapeau. No sólo por las fotografías en sí, que desde que las vi por primera vez en ARCO 2009 todo fueron corazoncitos en mis ojos, sino también por la torre donde se encuentra la exposición.
La entrada es gratuita pero hay que pasar por un control y enseñar el DNI para que te den un pase de visitante. Les faltó poco para preguntarme si tenía intenciones de matar al presidente.
Very much appreciated.
Son imágenes que hablan del paso del tiempo, se mueven entre la evocación y el ensueño o la pesadilla, ambiguas y a veces espectrales fracturan el ámbito de la lógica y, como en la novela El ruido y la furia de William Faulkner que les sirve de título, componen un relato sobre la decadencia y la desaparición.
Vertiginosos ABSTENERSE de las escaleras, usad el ascensor. Yo vi pasar mi vida en fotogramas ante mis ojos.
En el último piso se proyecta un clip de unos 8min en una pantalla enfrentada a unos aaamplios y recostados sillones, justo debajo de la cúpula de la torre.
Mi propuesta de itinerario termina aquí. Claro que aún podríais pasaros por Monceau Fleurs (c/ Santa Engracia 129) y comprarle un ramito de narcisos a vuestra abuela. O quedar con otra gente para hacer deporte en las instalaciones del Canal de Isabel II. Para esto último no contéis conmigo.
Sería precioso que al menos UNA persona del mundo llevase a cabo la ruta. Me llenaría de orgullo y satisfacción, de veritas.
Seguiré inventándome palabras y mezclando idiomas en el próximo post.
Su logotipo apostilla: «café optimista», y yo digo que «ojalá Wanda como forma de vida». Es la conclusión a la que llegué tras investigar y seguirle la pista a este café/bar/restaurante buenrrollista. Pero la cuestión principal es que Wanda YA es un estilo de vida. ¿Qué mejor excusa para ir, ver y vencer?
Rita Barberá, un señor de los pies a la cabeza, tenía razón: el caloret ya está aquí. La primavera es una bonita etapa del año en la que combinamos jerseys con alpargatas, shorts con botas de Panama Jack y la temperatura varía con tranquilidad 20 grados del día a la noche. Pero en Madrid ha nacido una estrella que nos va a permitir veranear para siempre: Wanda se abre paso entre nuestros lugares más favoritos del mundo.
Este bar tan cuquimoni en María de Molina, 1 (Metro: Gregorio Marañón) sólo ha necesitado unas pocas semanas para convertirse en el nuevo place to be: decorado por el interiorista Parolio, el cristal, la madera natural trabajada a mano en tonos pastel y flúor, las plantas seleccionadas para la ocasión (enredaderas, palmeras y cactus. ¿Se puede ser más TOP?) y los estampados neo-tribales reinan en todo el espacio, aportando ese rollo boho-chic que tan de moda se está poniendo en la capital, a lo que hay que añadir un hilo musical muy molón que le da un toque playero-surfero-buenorro-californiano muy cool.
Desde las 08:00 de la mañana hasta las 03:00 del día siguiente (desde las 11:00 los sábados), Wanda se acomoda al horario de todos, ofreciendo desayunos, sándwiches, wraps, zumos naturales Y Cí“CTELES TODO EL DíA (mis cenizas las esparcís en la palmera del fondo. Gracias). Por supuesto, también cuenta con una carta para comer y para cenar en la que podéis escoger entre sus platos estrella, sus pizzas caseras, ensaladas, vinos, helados y postres. Postres, por cierto, libres de gluten, porque todos los dulces vienen de la pastelería Celicioso (calle Hortaleza, 3), así que son aptos para celíacos. ¡¿Es o no es para comérselos a besos?! Hashtag: #love
El tartar de atún, el pollo tikka-masala con arroz basmati, la pizza de salmón o la de pollo asado, la presa ibérica teriyaki o el carpaccio de solomillo son sólo algunas de las obras de arte que salen de sus fogones, con una relación calidad-precio increíble (pincha en el menú, arfavó). Tampoco podréis salir por esa puerta sin haber probado antes dos cosas: la tarta de tres chocolates -o la de galleta y lima, si os empalaga tanto cacao. Lo mismo da, con todas querréis repetir- y el rey de los cócteles: el «Happy Tsunami», un cóctel gigante que aconsejan compartir. Eso dicen ellos. ¡Al final va a resultar que sí es el «café optimista»!
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